LA COMIDA COMO CONSUELO Y APOYO
elba237
Publicaciones: 446 MFP Moderator
¿Que significa comer emocionalmente?
Comer emocionalmente es el uso de los alimentos como forma de afrontar las emociones en lugar de como forma de calmar el hambre. A todos nos ha pasado alguna vez, cuando nos hemos acabado una bolsa entera de patatas fritas sólo por aburrimiento. Pero cuando se hace habitualmente, sobre todo sin ser consciente de ello, comer emocionalmente puede afectar al peso, la salud y el bienestar general.
No hay mucha gente que haga la conexión entre el comer y emociones. Pero entender qué causa esta conducta, puede ayudar a seguir los pasos necesarios para dejar de hacerlo.
Uno de los principales mitos sobre esta conducta, es que lo desencadenan emociones negativas. Sí, es cierto que la gente a menudo se refugia en la comida cuando está estresada, se siente sola, triste, ansiosa o aburrida. Pero comer emocionalmente también se puede asociar a emociones positivas, como el romanticismo de compartir un postre en el día de San Valentín. A veces esta conducta se asocia a acontecimientos importantes, como una muerte o un divorcio. Pero más a menudo son los innumerables y pequeños estreses cotidianos los que hacen que las personas busquen consuelo en la comida.
Los patrones de comer emocionalmente se pueden aprender: un niño a quien siempre se le da un dulce tras un logro importante puede crecer utilizando los dulces como recompensa por el trabajo bien hecho. Un niño que recibe galletas por dejar de llorar puede aprender a asociar las galletas al consuelo.
No es fácil "desaprender" estos patrones. Pero es posible. Y el primer paso consiste en reconocer y aceptar lo que está ocurriendo.
"Alimentos "consuelo"
Todos tenemos nuestros propios alimentos consuelo. Estos, pueden variar en función del estado de ánimo y el género. En un estudio se detectó que la gente contenta parece preferir comer alimentos como la pizza, mientras que la gente triste prefiere el helados. La gente aburrida se muere por devorar alimentos salados y crujientes. Los investigadores también constataron que los hombres parecen preferir los alimentos consuelo calientes y caseros, como los filetes de carne y los guisos. Las mujeres prefieren el chocolate y el helado.
Esto lleva a plantearse lo siguiente: ¿Acaso nadie se consuela comiendo zanahorias y tomates? Los investigadores también lo están estudiando. Lo que están encontrando es que los alimentos ricos en grasas, pueden activar ciertas sustancias químicas corporales que crean una sensación de satisfacción y logro. Este rasgo casi adictivo puede hacer que volvamos a refugiarnos en esos alimentos cuando volvamos a sentirnos mal. Caemos en un circulo vicioso.
Hambre física versus hambre emocional
Hasta cierto punto, todos somos comedores emocionales (¿quien no ha encontrado un recoveco en el estómago para el postre tras una opípara comida?). Pero en algunas personas comer emocionalmente puede ser un problema real, al provocar aumento severo de peso o ciclos de atracones y dietas draconianas.
El problema de esta conducta, (aparte de las cuestiones de salud) es que, en cuanto acaba el placer de comer, las emociones que lo desencadenan permanecen. Y a menudo te sientes peor por haberte comido la cantidad o el tipo de alimento que has ingerido. Por eso ayuda tanto conocer las diferencias entre el hambre física y el hambre puramente emocional.
La próxima vez que te apetezca tomar un tentempié, observa la tabla y decide qué tipo de hambre está guiando tu conducta.
Preguntas que te debes formular
•¿He estado tomando porciones más grandes de lo normal?
•¿Como a horas poco habituales?
•¿Siento una falta de control con respecto a la comida?
•¿Estoy ansioso o nervioso por algo, como una situación social o un acontecimiento importante?
•¿Me ha ocurrido algo vital o importante que me está costando mucho afrontar?
•¿Tengo sobrepeso, o he aumentado mucho mi peso?
•¿Hay otras personas en mi familia que utilizan la comida para afrontar sus emociones?
Si contestas afirmativamente a muchas de estas preguntas, es posible que comer se haya convertido en un mecanismo de manejar emociones en vez de en una forma de alimentar tu cuerpo.
Romper el ciclo
Controlar la conducta de comer para manejar tus emociones implica encontrar otras formas de afrontar las situaciones y emociones que hacen que una persona se refugie en los alimentos.
Por ejemplo, ¿eres de los que llegan a casa por las tardes y automáticamente se dirigen a la cocina? Detente y pregúntate: "¿tengo realmente hambre?" ¿Notas los típicos ruiditos del hambre en el estómago? ¿Te cuesta concentrarte o estás irritable? Si estos signos apuntan al hambre, elige algo ligero y saludable para matar el gusanillo hasta la hora de cenar.
¿No estás realmente hambriento? Si la tendencia a refugiarte en los alimentos a la vuelta a casa se ha convertido en parte de tu rutina, piensa en el porqué.
Consejos a probar[/b]
Tres técnicas que te pueden ayudar:
1. Explora por qué comes y busca una actividad sustitutiva.
Ejemplo:
•Si estás aburrido o te sientes solo, llama o escribe un mensaje de texto a un amigo o familiar.
•Si estás estresado, prueba con una rutina de yoga. Pon música agradable y desahógate haciendo footing, dando saltos o bailado por tu habitación hasta que se te pase la necesidad de comer.
•Si estás cansado, replantéate tus horarios de descanso. El cansancio se puede confundir fácilmente con el hambre, y la comida no te ayudará si es la falta de sueño nocturno la que te provoca la fatiga diaria.
•Si comes para posponer alguna actividad importante, dale prioridad a la actividad. Después te encontrarás mejor (¡sinceramente!).
2. Escribe sobre lo que sientes y te lleva a esta conducta. Una de las mejores formas de hacerlo es llevando un diario sobre tus estados de ánimo y tus comidas. Anota qué comes, cuánto y cómo te sientes mientras comes (p.e., aburrido, contento, preocupado, triste, enojado) y sobre si estabas realmente hambriento o solo has comido para consolarte.
A través de los diarios, empezarás a ver patrones entre lo que sientes y lo que comes. Así podrás utilizar esa información para hacer mejores elecciones (como despejar la mente dando un paseo por tu barrio en vez de comiéndote una bolsa de Doritos).
3. Haz una pausa y "tómate cinco minutos" antes de refugiarte en la comida. Demasiado a menudo, nos pasamos el día a prisa y corriendo, sin registrar absolutamente nada en nuestro interior. Estamos tan estresados, tan sobrecargados, tan hiperconectados que nos falta tiempo para reflexionar.
Cuando llegues a casa, tómate unos minutos para hacer la transición de una parte del día a otra. Revisa las cosas que te han ocurrido ese día. Admite cómo te han hecho sentir: ¿contento?, ¿agradecido?, ¿entusiasmado?, ¿enfadado?, ¿preocupado?, etc.
Pide ayuda
Aunque entendamos qué es lo que nos pasa, muchos de nosotros seguimos necesitando ayuda para romper el ciclo de esta conducta. No es fácil, sobre todo cuando el hecho de comer asi ya ha provocado problemas de sobrepeso y de autoestima. O sea que no intentes hacerlo todo tú solo, no es posible.
Los consejeros y terapeutas pueden ayudarte a afrontar tus emociones. Los nutricionistas pueden ayudarte a identificar tus patrones y a seguir una dieta mejor. Un entrenador puede guiarte para que las sustancias químicas corporales que te hacen sentir bien se activen a través del ejercicio en lugar de a través de la comida.
Si te preocupan tus hábitos alimentarios, habla con tu médico. Él se asegurará de que alcanzas tus metas en lo que a pérdida de peso se refiere de una forma segura y te pondrá en contacto con profesionales que te encaminarán hacia una forma más saludable de relacionarte con la comida. Utiliza foros de apoyo donde encontraras perse han pasadoo por esto y podran entender como te sientes y podran ayudarte en el proceso.
Comer emocionalmente es el uso de los alimentos como forma de afrontar las emociones en lugar de como forma de calmar el hambre. A todos nos ha pasado alguna vez, cuando nos hemos acabado una bolsa entera de patatas fritas sólo por aburrimiento. Pero cuando se hace habitualmente, sobre todo sin ser consciente de ello, comer emocionalmente puede afectar al peso, la salud y el bienestar general.
No hay mucha gente que haga la conexión entre el comer y emociones. Pero entender qué causa esta conducta, puede ayudar a seguir los pasos necesarios para dejar de hacerlo.
Uno de los principales mitos sobre esta conducta, es que lo desencadenan emociones negativas. Sí, es cierto que la gente a menudo se refugia en la comida cuando está estresada, se siente sola, triste, ansiosa o aburrida. Pero comer emocionalmente también se puede asociar a emociones positivas, como el romanticismo de compartir un postre en el día de San Valentín. A veces esta conducta se asocia a acontecimientos importantes, como una muerte o un divorcio. Pero más a menudo son los innumerables y pequeños estreses cotidianos los que hacen que las personas busquen consuelo en la comida.
Los patrones de comer emocionalmente se pueden aprender: un niño a quien siempre se le da un dulce tras un logro importante puede crecer utilizando los dulces como recompensa por el trabajo bien hecho. Un niño que recibe galletas por dejar de llorar puede aprender a asociar las galletas al consuelo.
No es fácil "desaprender" estos patrones. Pero es posible. Y el primer paso consiste en reconocer y aceptar lo que está ocurriendo.
"Alimentos "consuelo"
Todos tenemos nuestros propios alimentos consuelo. Estos, pueden variar en función del estado de ánimo y el género. En un estudio se detectó que la gente contenta parece preferir comer alimentos como la pizza, mientras que la gente triste prefiere el helados. La gente aburrida se muere por devorar alimentos salados y crujientes. Los investigadores también constataron que los hombres parecen preferir los alimentos consuelo calientes y caseros, como los filetes de carne y los guisos. Las mujeres prefieren el chocolate y el helado.
Esto lleva a plantearse lo siguiente: ¿Acaso nadie se consuela comiendo zanahorias y tomates? Los investigadores también lo están estudiando. Lo que están encontrando es que los alimentos ricos en grasas, pueden activar ciertas sustancias químicas corporales que crean una sensación de satisfacción y logro. Este rasgo casi adictivo puede hacer que volvamos a refugiarnos en esos alimentos cuando volvamos a sentirnos mal. Caemos en un circulo vicioso.
Hambre física versus hambre emocional
Hasta cierto punto, todos somos comedores emocionales (¿quien no ha encontrado un recoveco en el estómago para el postre tras una opípara comida?). Pero en algunas personas comer emocionalmente puede ser un problema real, al provocar aumento severo de peso o ciclos de atracones y dietas draconianas.
El problema de esta conducta, (aparte de las cuestiones de salud) es que, en cuanto acaba el placer de comer, las emociones que lo desencadenan permanecen. Y a menudo te sientes peor por haberte comido la cantidad o el tipo de alimento que has ingerido. Por eso ayuda tanto conocer las diferencias entre el hambre física y el hambre puramente emocional.
La próxima vez que te apetezca tomar un tentempié, observa la tabla y decide qué tipo de hambre está guiando tu conducta.
Preguntas que te debes formular
•¿He estado tomando porciones más grandes de lo normal?
•¿Como a horas poco habituales?
•¿Siento una falta de control con respecto a la comida?
•¿Estoy ansioso o nervioso por algo, como una situación social o un acontecimiento importante?
•¿Me ha ocurrido algo vital o importante que me está costando mucho afrontar?
•¿Tengo sobrepeso, o he aumentado mucho mi peso?
•¿Hay otras personas en mi familia que utilizan la comida para afrontar sus emociones?
Si contestas afirmativamente a muchas de estas preguntas, es posible que comer se haya convertido en un mecanismo de manejar emociones en vez de en una forma de alimentar tu cuerpo.
Romper el ciclo
Controlar la conducta de comer para manejar tus emociones implica encontrar otras formas de afrontar las situaciones y emociones que hacen que una persona se refugie en los alimentos.
Por ejemplo, ¿eres de los que llegan a casa por las tardes y automáticamente se dirigen a la cocina? Detente y pregúntate: "¿tengo realmente hambre?" ¿Notas los típicos ruiditos del hambre en el estómago? ¿Te cuesta concentrarte o estás irritable? Si estos signos apuntan al hambre, elige algo ligero y saludable para matar el gusanillo hasta la hora de cenar.
¿No estás realmente hambriento? Si la tendencia a refugiarte en los alimentos a la vuelta a casa se ha convertido en parte de tu rutina, piensa en el porqué.
Consejos a probar[/b]
Tres técnicas que te pueden ayudar:
1. Explora por qué comes y busca una actividad sustitutiva.
Ejemplo:
•Si estás aburrido o te sientes solo, llama o escribe un mensaje de texto a un amigo o familiar.
•Si estás estresado, prueba con una rutina de yoga. Pon música agradable y desahógate haciendo footing, dando saltos o bailado por tu habitación hasta que se te pase la necesidad de comer.
•Si estás cansado, replantéate tus horarios de descanso. El cansancio se puede confundir fácilmente con el hambre, y la comida no te ayudará si es la falta de sueño nocturno la que te provoca la fatiga diaria.
•Si comes para posponer alguna actividad importante, dale prioridad a la actividad. Después te encontrarás mejor (¡sinceramente!).
2. Escribe sobre lo que sientes y te lleva a esta conducta. Una de las mejores formas de hacerlo es llevando un diario sobre tus estados de ánimo y tus comidas. Anota qué comes, cuánto y cómo te sientes mientras comes (p.e., aburrido, contento, preocupado, triste, enojado) y sobre si estabas realmente hambriento o solo has comido para consolarte.
A través de los diarios, empezarás a ver patrones entre lo que sientes y lo que comes. Así podrás utilizar esa información para hacer mejores elecciones (como despejar la mente dando un paseo por tu barrio en vez de comiéndote una bolsa de Doritos).
3. Haz una pausa y "tómate cinco minutos" antes de refugiarte en la comida. Demasiado a menudo, nos pasamos el día a prisa y corriendo, sin registrar absolutamente nada en nuestro interior. Estamos tan estresados, tan sobrecargados, tan hiperconectados que nos falta tiempo para reflexionar.
Cuando llegues a casa, tómate unos minutos para hacer la transición de una parte del día a otra. Revisa las cosas que te han ocurrido ese día. Admite cómo te han hecho sentir: ¿contento?, ¿agradecido?, ¿entusiasmado?, ¿enfadado?, ¿preocupado?, etc.
Pide ayuda
Aunque entendamos qué es lo que nos pasa, muchos de nosotros seguimos necesitando ayuda para romper el ciclo de esta conducta. No es fácil, sobre todo cuando el hecho de comer asi ya ha provocado problemas de sobrepeso y de autoestima. O sea que no intentes hacerlo todo tú solo, no es posible.
Los consejeros y terapeutas pueden ayudarte a afrontar tus emociones. Los nutricionistas pueden ayudarte a identificar tus patrones y a seguir una dieta mejor. Un entrenador puede guiarte para que las sustancias químicas corporales que te hacen sentir bien se activen a través del ejercicio en lugar de a través de la comida.
Si te preocupan tus hábitos alimentarios, habla con tu médico. Él se asegurará de que alcanzas tus metas en lo que a pérdida de peso se refiere de una forma segura y te pondrá en contacto con profesionales que te encaminarán hacia una forma más saludable de relacionarte con la comida. Utiliza foros de apoyo donde encontraras perse han pasadoo por esto y podran entender como te sientes y podran ayudarte en el proceso.
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Comentarios
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Muchas gracias por tus palabras. Lamentablemente me veo reflejada en muchas de las situaciones que explicas por lo que a partir de ahora voy a intentar cambiar mis rutinas y ser más consciente de mis malos hábitos alimenticios.
El hecho de anotar toda la ingesta de alimentos pensaba que me ayudaría a mejorar mi dieta, no me esperaba que vuestros comentarios pudieran ser tan instructivos.
Espero cambiar, y algún día poder ser yo la que anime a otras personas a seguir una dieta más saludable.
Muchas gracias, de verdad.
Un saludo,0 -
Hola marisa. A veces el estar remand en la misma direccion de otros nos ayuda a tener una perspectiva real de la situacion de esos remeros. Tengo sobrepeso, diferentes condiciones de salud me llevaron a ello luego de pasar una vida con un peso adecuado. Pero decidi informarme de todo aquello que me pudiera ayudaren esta batalla. Me alegra que encuentres positivos los comentarios y espero puedan ayudarte. Si necesitas ayuda en lo que sea, solo tienes que darme un toque y aqui estare. Adelante que tu puedes. Solo tu puedes ponerte limites o no hacerlo. Eres tu quien tiene el poder de descicion. ASi que adelante y cuenta con todo nuestro apoyo.0
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